Golfo Pérsico
¿Has escuchado hablar del golfo Pérsico? Seguro que más de una vez. ¿Dónde está? ¿Qué países ocupa? Vamos a verlo.
Qué es el Golfo Pérsico y por qué es tan importante estratégicamente
El golfo Pérsico es un golfo marino que está situado entre la península arábiga e Irán, en Oriente Próximo. Tiene 251.000 kilómetros cuadrados de superficie y una profundidad escasa, de unos 50 metros de media y 90 de máxima.
Es conocido por su extensa vida marina, siendo rico en ostras y arrecifes de coral de gran extensión. Sin embargo, esta flora y fauna ha sufrido daños por las guerras (como la guerra del Golfo, a la cual dio nombre) y los vertidos de petróleo. Al recibir muy poca agua de los ríos de Irán e Irak debido a la evaporación y sí mucha agua del océano Índico por el estrecho de Ormuz, tiene una gran salinidad, que oscila entre 45 y 100 gramos por litro, formando así sebhas o salinas naturales.
También es conocido por el golfo de Irán o “El Golfo”, ya que algunos países árabes rechazan utilizar el nombre “golfo Pérsico”. Eso sí, la ONU declaró que el nombre correcto sería este último, sin que ningún país, gobierno u organización pudiera usar otro nombre.
Dónde está el Golfo Pérsico
Este golfo está situado en las coordenadas 26ºN y 52ºE. Pertenece al Mar Arábigo, que es una extensión del océano Índico, en Asia. Se conecta con el mar Arábigo por el estrecho de Ormuz y el golfo de Omán. Su límite occidental lo marca el delta del río Shatt al-Arab, que es la confluencia de los conocidos ríos Tigris y Éufrates.
Países ricos y no tan ricos: Qué países pertenecen al Golfo Pérsico
El golfo Pérsico baña las costas de 8 países incluyendo:
- Irán
- Kuwait
- Irak
- Baréin
- Arabia Saudita
- Emiratos Árabes Unidos
- Catar
- Omán (vía enclave de Musandam)
En tiempos pasados, perteneció a todo tipo de imperios y civilizaciones, siendo uno de los primeros lugares ocupados por la humanidad. Desde la antigua civilización Dilmun, muchos se lo han disputado, incluyendo los lájmidas, los diferentes imperios persas y el Imperio sasánida, que lo controló tras la caída del Imperio aqueménida a manos de Alejandro Magno.
Después pasaría a manos de Portugal, que lo dominó durante 250 años hasta la llegada del Imperio Otomano, que lo controló hasta la Primera Guerra Mundial.