Cómo se licua el gas natural y para qué sirve
Qué es el gas natural licuado
El Gas Natural Licuado (GNL) es una forma de gas natural que ha sido enfriada y convertida en líquido para su almacenamiento y transporte. Este proceso de licuefacción se realiza enfriando el gas natural a aproximadamente -162 grados Celsius, lo que resulta en un líquido claro y sin color que ocupa aproximadamente 1/600 de su volumen en estado gaseoso.
El GNL es principalmente metano (CH4), aunque también puede contener pequeñas cantidades de otros hidrocarburos, agua, dióxido de carbono, oxígeno, sulfuro de hidrógeno, nitrógeno y algunos metales pesados.
¿Cuál es el proceso para licuar el gas natural? ¡Más fácil de lo que parece!
A continuación, se detalla el proceso general de licuación del gas natural, dividido en diferentes fases, ¡presta atención!
1. Tratamiento previo
Antes de someterse al proceso de licuación, el gas natural debe ser tratado para eliminar impurezas y componentes no deseados como dióxido de carbono, azufre, y agua, que podrían interferir con el proceso o corroer las instalaciones.
- Desulfurización: Se elimina el azufre para evitar la formación de hidratos y la corrosión de los equipos.
- Deshidratación: La eliminación del agua es crucial para evitar la formación de hielo durante el enfriamiento.
- Eliminación de dióxido de carbono: Se quita el CO2 para prevenir congelamiento y corrosión en las etapas de enfriamiento.
2. Licuación
Este es el núcleo del proceso, donde el gas natural es enfriado hasta alcanzar su estado líquido.
- Enfriamiento: Mediante varios intercambiadores de calor y procesos de expansión, el gas es enfriado a temperaturas extremadamente bajas.
- Refrigeración: Se emplean ciclos de refrigeración, habitualmente utilizando mezclas de refrigerantes, para llevar el gas a las temperaturas requeridas para la licuación.
3. Almacenamiento y carga
Una vez licuado, el GNL se almacena en tanques criogénicos, diseñados para mantener la temperatura extremadamente baja y así conservar el estado líquido del gas.
- Almacenamiento criogénico: Los tanques de almacenamiento son esenciales para mantener la baja temperatura del GNL y evitar su regresión al estado gaseoso.
- Carga en buques metaneros: El GNL es transferido a buques metaneros, que están equipados con tanques criogénicos especiales para el transporte oceánico a larga distancia.
4. Regasificación
Antes de ser utilizado, el GNL debe ser convertido nuevamente a su estado gaseoso a través de un proceso llamado regasificación.
- Calentamiento: Utilizando agua de mar o aire ambiente, el GNL es calentado gradualmente para llevarlo de nuevo al estado gaseoso.
- Inyección a la red de gas: Una vez regasificado, el gas natural es inyectado en la red de gasoductos para su distribución y uso final.
Diferencias entre gas licuado y gas natural ¡Aprende a diferenciarlos!
El Gas Licuado (GLP) y el Gas Natural (GN) son dos formas de energía ampliamente utilizadas en diversas aplicaciones a nivel mundial, desde el ámbito doméstico hasta el industrial.
Y, aunque ambos cumplen funciones similares en cuanto a la provisión de energía, presentan diferencias notables en cuanto a su composición, propiedades, almacenamiento, distribución y uso.
Composición y origen
La composición y origen de estos gases evidencian una de sus principales diferenciaciones. El Gas Licuado, comúnmente conocido como GLP, es una mezcla predominante de propano y butano, generalmente como subproducto derivado de la refinación del petróleo o mediante la extracción del gas natural.
Por otro lado, el Gas Natural, con el metano como principal componente, es extraído directamente de yacimientos geológicos, pudiendo éstos ser autónomos o estar asociados a reservas petrolíferas.
Estado y almacenamiento
En lo que respecta al estado y almacenamiento, el GLP es conocido por su capacidad de ser almacenado y transportado en estado líquido bajo presión en recipientes especialmente diseñados para tal fin. Esta característica facilita una mayor densidad energética almacenada, además de proveer cierta flexibilidad en su transporte y almacenaje. En contraparte, el Gas Natural es transportado comúnmente a través de vastas redes de tuberías en estado gaseoso, aunque, para ciertos contextos y aplicaciones, puede ser licuado (conocido como Gas Natural Licuado, o GNL) para permitir su transporte en barcos especializados.
Distribución
El GLP, gracias a su capacidad para ser almacenado en cilindros de diferentes tamaños o en grandes tanques, puede ser distribuido y utilizado en regiones donde la infraestructura de gasoductos no está presente o es limitada. En contraposición, el Gas Natural se suministra principalmente mediante una red de tuberías subterráneas, restringiendo su disponibilidad a áreas que cuenten con esta infraestructura.
Aplicaciones y uso
A nivel de aplicaciones y uso, el GLP se revela como un aliado energético versátil, hallando aplicación en cocinas, sistemas de calefacción doméstica e industrial, así como en vehículos. Su portabilidad y facilidad de almacenamiento favorecen su uso en zonas aisladas o rurales.
El Gas Natural, por su parte, es ampliamente utilizado en la generación de electricidad, calefacción y como fuente de energía industrial, además de desempeñar un papel significativo como combustible para vehículos, conocido como Gas Natural Comprimido (GNC).
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Impacto ambiental
En cuanto al impacto ambiental, el GLP es considerado uno de los combustibles fósiles más limpios, si bien su combustión libera gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono. El Gas Natural, pese a emitir menos dióxido de carbono por unidad de energía producida comparado con otros combustibles fósiles, enfrenta desafíos relacionados con las fugas de metano, un potente gas de efecto invernadero, que pueden ocurrir durante su producción y transporte.
Seguridad y riesgos
Finalmente, en lo tocante a la seguridad y riesgos, es fundamental subrayar que el GLP, al ser más denso que el aire y almacenarse en estado líquido, puede acumularse en espacios bajos en caso de fugas, representando un riesgo latente de incendio o explosión.
En cambio, el Gas Natural, siendo más ligero que el aire, tiende a dispersarse rápidamente en caso de fugas, mitigando parcialmente los riesgos asociados a la acumulación de gas en espacios confinados.