Dimetiléter como nuevo combustible
Huele y explota:
El éter dimetílico , metoximetano, DME o dimetiléxter, es un gas conocido por llevar la fórmula CH3OCH3 o C2H6O. Este gas posee un olor muy fuerte y característico (es un aroma dulzón), siendo también incoloro y con solubilidad no despreciable en agua (328 g/a a 20ºC y 410 kPa). Al mismo tiempo, es muy inflamable por sus características.
¿Cómo se obtiene?
La producción de dimetiléter puede ser de dos formas:
- Forma directa: se crea a partir de un gas de síntesis, que puede ser el carbón, el gas natural o la materia orgánica.
- Forma indirecta: se produce a través de metanol. Para producirlo, se puede hacer de varias formas, siendo la más famosa la deshidratación del mismo, haciéndose en un sistema de catalización doble que junta la obtención de metanol y su deshidratación en un único proceso, sin necesidad de purificación ni aislamiento.
Lo usas cada día y ni lo sabías
Existen varios usos del dimetil éter a día de hoy. Vamos a ver los usos presentes que conoces y que seguramente utilices cada día sin darte cuenta.
Creación de sulfato de dimetilo
El primer uso conocido es ser la principal materia prima para crear el reactivo llamado “sulfato de dimetilo”. Este sirve para realizar el proceso de metilación, es decir, la alteración de moléculas añadiendo un grupo metilo.
Propulsor de aerosol
Otro uso habitual es el de propulsor o propelente en aerosoles. Antiguamente, se utilizaban clorofluorocarbonos halogenados, pero se cambió por motivos ambientales. Por eso lo vemos en productos como la laca del pelo, protector solar e incluso pulverizadores para el asma.
Creador de ácido acético
Gracias al proceso llamado carbonilación, se puede convertir el DME en ácido acético. Esto es conocido como proceso de Monsanto, el cual se hace a una presión de 30 a 60 atm y a una temperatura entre 150 y 200ºC. El nombre viene de la famosa compañía Monsanto, que no lo creó, pero sí lo mejoró (lo creó BASF). Hoy en día, está en desuso y se opta por el proceso Cativa, que es más barato y menos dañino para el medio ambiente.
Control de la espesura
El dimetiléter sirve para controlar la viscosidad de un producto, en concreto, para disminuir el grado de espesura. Sus propiedades ayudan a que el producto esté más unido y que no se separen los principios activos. Eso hace que se incluya en productos cosméticos como espumas, tintes o limpiadores, siempre en su justa medida.
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¿El diésel del futuro?
Además de las aplicaciones anteriormente vistas, el dimetiléter podría ser el combustible del futuro. Está siendo investigado para utilizarlo como sustituto del diésel. La razón es que tiene un alto índice de cetano, que hace que las propiedades de detonación sean casi idénticas al gasóleo, siendo así funcional en motores de compresión.
Al mismo tiempo, el DME es más amigable con el medio ambiente, teniendo un nivel mucho más bajo de partículas y de humos. No habrá NOX, aromáticos ni poli-aromáticos, ya que contiene oxígeno. Además, es menos ruidoso que el uso de diésel.
Su uso como combustible no es algo nuevo. Desde los años 90, se comenzaron las investigaciones del uso del DME como combustible, para buscar una alternativa al petróleo. Marcas de vehículos punteras como Volvo, Peugeot o Renault han hecho varios ensayos. El más conocido fue un autobús hecho por Volvo propulsado mediante dimetileter. Paralelamente, se han hecho investigaciones en Japón, que demostraron una menor contaminación, así como otros proyectos en EEUU.
Eso sí, su uso no está exento de dificultades que habrá que sortear. La más importante es que es un gas licuado, así que necesita almacenarse en un depósito especial a presión y vigilar que no haya fugas. Eso ocurre también en el GLP. En este caso, también podría haber riesgo de fugas, pues el dimetiléter puede dañar materiales como los elastómeros o el caucho, penetrando por diferentes juntas.
Por otro lado, no funcionará en un motor diésel estándar sin más. Hay que modificar el sistema de inyección porque su poder calorífico es inferior al gasóleo. Aumentando el caudal de combustible con la inyección, se podría lograr mantener las características del vehículo. Asimismo, necesita aditivos para que sea igual de lubricante que el diésel y evitar el desgaste del motor.
Otra alternativa es la mezcla con GLP o gas licuado de petróleo. En lugar de usarse como combustible, se usa como aditivo para el GLP, reduciendo las emisiones, mejorando la combustión y reduciendo la dependencia del petróleo al necesitar menos cantidad. Se calcula que hasta el 25% del DME se usa para GLP, aunque en el futuro se espera utilizar proporciones más elevadas.
A día de hoy, los mercados que más lo utilizan son Estados Unidos, la India, China e Indonesia. Los últimos 3 países son los más interesados en impulsar su uso, al depender de las importaciones más que otros.