Gas ciudad: ¿Qué es?
Como se fabricó el gas ciudad
Se llamaba gas ciudad a un gas utilizado durante el siglo XIX y hasta la mitad del siglo XX como fuente de energía para iluminar calles y casas. Originalmente, provenía de la destilación de hulla, un carbón mineral muy contaminante.
Más adelante, se cambió el carbón por las naftas, un derivado del petróleo compuesto a base de hidrocarburos e hidrógeno. Para hacerlo, se fraccionaba petróleo crudo o se vaporizaban las naftas. Funcionaba muy bien para iluminar calles por su combustión luminosa y también en hogares, aunque no era útil como calefacción.
Aumentaba la potencia de iluminación con respecto al aceite y el petróleo, pero no era comparable a la de la electricidad. En los hogares, no se extendió tanto por los malos olores que desprendía, así que se continuaron utilizando otras fuentes de energía hasta la llegada de la electricidad de manera masiva.
Actualmente, ya no se utiliza y está totalmente desaparecido. En su lugar, la iluminación de las calles y las casas es totalmente eléctrica, mientras que el gas de la cocina se sustituyó por el gas natural, el propano y el butano. En los últimos años, han aparecido alternativas más respetuosas con el medio ambiente para calentar agua y tener calefacción, como la energía solar térmica, la bomba de calor, el biogás o la energía de biomasa.
Riesgos del gas ciudad
El gas ciudad se dejó de utilizar por todos los riesgos que conllevaba. Su alta concentración en monóxido de carbono lo hacían extremadamente tóxico y dañino para los seres humanos, provocando náuseas y dolor de cabeza. Si hay una exposición prolongada, podría ocasionar incluso la muerte.
Además, era un gas muy contaminante, así que se sustituyó de manera progresiva por alternativas más respetuosas con el medio ambiente, como el gas natural o la electricidad. Hoy en día, las lámparas de este gas solamente están de adorno en museos
Tipos de gas ciudad
A pesar de que ya no exista como tal, se utilizó durante un siglo entero. Eso ha hecho que su nombre haya quedado en la cultura popular, refiriéndose a “gas ciudad” al utilizado por los hogares para calentarse. Generalmente, se usa para referirse al gas butano y propano, aunque también al gas natural en ocasiones.
Butano
El butano es un gas obtenido a partir de gases licuados del petróleo. Se almacena en las clásicas bombonas de 5 a 10 kilos que todos conocemos y está pensado para uso doméstico. Lo vemos en cocinas de gas, barbacoas, calentadores de agua y también estufas de gas auxiliares.
Propano
El propano también se obtiene a partir de la extracción del gas natural, siendo un gas licuado del petróleo. Es un gas no tóxico y sin impurezas, con un poder calorífico mayor al butano.
Sus usos son similares, aunque las bombonas van en el exterior por la presión elevada. Lo vemos en la calefacción, placas de gas y en la cocina.
Diferencias entre el gas ciudad y el gas natural
Como hemos dicho antes, es común confundir gas natural y gas ciudad y denominar al primero como el segundo. De este modo, podrás ver a las compañías referirse a todo con este nombre, especialmente si se dirigen a los colectivos de mayor edad. Sin embargo, existen notables diferencias entre ambos:
- Composición: el gas ciudad procedía del carbón o del petróleo. En cambio, el gas natural se extrae directamente de bolsas subterráneas.
- Procesado: el gas natural es fácil de procesar, teniendo que quitar solamente azufre y nitrógeno antes de inyectar a la red de distribución desde el yacimiento. Por el contrario, el otro tipo de gas era difícil de procesar, teniendo que fraccionar petróleo crudo o vaporizar naftas.
- Rendimiento: el gas ciudad tiene un rendimiento muy inferior al natural. En concreto, tiene un 40% más de kcal por metro cúbico, teniendo así un mayor poder calorífico.
- Contaminación: el gas natural es un combustible fósil, pero es de los más limpios dentro de esa categoría. Es incoloro, inodoro (se le añaden sulfuros para detectar fugas) e insípido, sin dejar residuos sólidos ni azufre. Hoy en día, se está reduciendo aún más la contaminación utilizando biogás, que aprovecha las mismas instalaciones. En cuanto al ciudad, dejaba muchísimos restos de dióxido de carbono y mal olor.
- Precio: en su día, el gas ciudad tenía un precio elevado por la compleja extracción y el elevado mantenimiento. Hoy en día, el gas natural tiene una tarifa muy razonable y está totalmente estandarizado.