Conducción sostenible: ¿En qué consiste?

¿Sabías que con la conducción sostenible cuidas el medio ambiente y reduces los gastos en combustible? Vamos a ver todos sus beneficios.
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¿Qué es la conducción sostenible?

La conducción eficiente, sostenible o ecológica es una forma de conducir con el fin de reducir las emisiones de CO2, a la vez que se ahorra combustible. Además, se consigue una conducción más segura. 

El término no es nuevo, ya que viene de la Escuela Nacional de Conducción de Suecia en 1998, generalizándose a partir del año 2000. Eso sí, ahora es más popular que nunca debido a los elevados precios de los combustibles. 

Ventajas de la conducción sostenible

Este tipo de conducción tiene ventajas para todos, incluyendo el medio ambiente, el conductor y el vehículo. Vamos a ver todas de forma más específica. 

  • Ventajas para el medio ambiente:
    • Reducción del 15% de emisiones de CO2
    • Menor contaminación acústica
  • Ventajas para el conductor:
    • Ahorro de combustible de entre el 10 y el 25%
    • Reducción de cifras y gravedad de accidentes
    • Conducción tranquila y sin estrés, siendo un 35% más confortable
  • Ventajas para el coche:
    • Menor desgaste del vehículo incluyendo frenos, caja de cambio, embrague y motor
    • Ahorro en costes de mantenimiento

Consejos para una conducción sostenible

Para conducir de forma sostenible, deberás seguir una serie de consejos básicos, como por ejemplo evitar los frenados bruscos, conducir a una velocidad sostenida y no demasiado alta (90 km/h en carretera), ir en marchas elevadas para evitar altas revoluciones y aprovechar las cuestas. 

Si a eso lo unes el cambio de marcha de forma correcta, evitar los acelerones y respetar siempre los límites de velocidad, ya conseguirás una conducción eficiente. Adicionalmente, te vamos a dar más consejos para ahorrar aún más gasolina.  

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Evitar el exceso de peso

¿Llevas el coche demasiado cargado? Pues no deberías. A mayor peso, más combustible vas a necesitar para vencer la resistencia al aire y moverlo. Por ello, evita llevar objetos innecesarios, especialmente en la parte superior del mismo. 

Además, un peso muy elevado hará que necesites una presión más elevada de las ruedas, provocando un mayor desgaste a largo plazo de las ruedas, gastando más dinero y contaminando más. 

Organizar la ruta con antelación

Para poder conducir de forma sostenible, es importante organizar la ruta y prepararlo todo con antelación. Sal con tiempo para no tener que acelerar y poder conducir despacio, evitando acelerones y estrés al volante. 

Por otro lado, anticípate a las obras, planificando una ruta que las evite. Las obras y las paradas provocan un mayor tiempo al ralentí y más cambios de marcha y frenazos, aumentando el consumo. Si vas a hacer un viaje largo, busca evitar los cruces y ciudades a toda costa, circulando siempre por carretera. 

La correcta planificación de la ruta también incluye la puesta a punto del vehículo. Cambia el aceite y los filtros cuando te lo recomiende el fabricante. Además, vigila la presión de los neumáticos y el desgaste inusual. Las ruedas se deben cambiar cuando el dibujo ya esté desgastado. 

Anticiparse a las horas punta

La anticipación y la planificación no solamente sirve para evitar las prisas o las obras. También sirve para evitar las horas punta y los atascos. Estas horas puntas provocan paradas, acelerones y frenazos, aumentando el combustible. Por otro lado, multiplican el estrés del conductor, aumentando así el riesgo de accidente. 

Para evitar un posible atasco, lo mejor es circular a las horas de menor tráfico, además de circular preferiblemente los días de diario en horario laboral si puedes. Si te toca un atasco, mantén la calma y no trates de compensar la pérdida de tiempo yendo más deprisa después, ya que no merece la pena. 

Climatización automática

El uso de sistemas de climatización, como por ejemplo el aire acondicionado, aumenta el gasto en gasolina. Por ello, deberías utilizarlo poco y no abusar de él. En su lugar, es mejor enfriar el coche antes de salir, abriendo las ventanillas con él parado. 

Eso sí, no pienses que abrir las ventanas es mejor que usar el aire. En carretera, la resistencia del aire es elevada, así que abrir las ventanas aumentará más el consumo que usar el aire. En cambio, en ciudad ocurre lo contrario, siendo mejor abrir las ventanillas que utilizar el aire acondicionado para enfriar el vehículo. 

Evitar el ralentí

Las paradas gastan gasolina, ya que tener el coche en ralentí consume algo de combustible. De hecho, tenerlo parado así más de 10 segundos gasta más que si lo paras y lo vuelves a poner en marcha. 

Por ello, evita el ralentí para conseguir una conducción sostenible. Aquí entra en juego la planificación y evitar al máximo circular por la ciudad, utilizando en su lugar las circunvalaciones. En el caso de que te toque un atasco, apaga el motor si vas a estar parado durante más de 60 segundos. 
Si te preocupa que el coche se enfríe, una buena opción son los calefactores de cabina o calentadores de refrigerante. Están pensados específicamente para no tener que depender tanto del ralentí y ahorrar combustible en atascos y pequeñas paradas, sin que el motor sufra.